CON Y SIN NOSTALGIA DE UN AÑO AXIAL / José Martínez Cruz

Columna Invitada

Cuernavaca, Mor.- El año en que estuvimos en ninguna parte pareciera decirnos este 2020 que se va. Nos estremecemos al compás de la oleada de vidas perdidas, de conocidos y desconocidos, pero nunca anónimos.

Vivimos una crisis de múltiples dimensiones, donde se cruzan la pandemia con la económica y nos golpea con toda crudeza en las relaciones humanas. Días y noches de amor y de guerra, donde el amanecer es un respiro ante las angustias cotidianas que nos muerden la nuca.

La resistencia frente al poder permite vislumbrar un mundo mejor en el horizonte. Cada acción de lucha organizada nos permite sacar lecciones y aprender en el camino. Ninguna lucha está perdida de antemano, pero la derrota es segura si no luchamos. Es lo que podemos concluir de la lucha en defensa de la tierra, del agua y del aire en la región oriente de Morelos, ante el desalojo del plantón en Apatlaco por parte de la Guardia Nacional.

Si el Proyecto Integral Morelos se ha detenido hasta el momento, ha sido por la organización colectiva a la luz de la experiencia histórica del zapatismo y las razones profundas de los pueblos para construir un tipo diferente de relaciones sociales basadas en los lazos comunitarios que se niegan a aceptar el individualismo egoísta que prioriza las ganancias.

Es la digna resistencia que han mostrado más de 16 mil trabajadores electricistas desde hace 11 años, cuando el gobierno panista de Calderón pretendió acabar con 100 años de lucha del SME. El reconocimiento legal al Comité Central del SME por parte de la Secretaría del Trabajo ha sido saludado como un triunfo por parte de organizaciones independientes, precisamente porque reivindican la autonomía y libre determinación de los trabajadores para elegir a sus propios dirigentes.

Es también el ejemplo de los pueblos indígenas otomíes que se mantienen tomando las instalaciones del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas desde hace semanas para exigir ser tomados en cuenta por las políticas del gobierno actual que ya cumple dos años y se ve severamente cuestionado por los más pobres, a pesar de que éste fue su lema principal de campaña.

De igual manera las mujeres feministas que toman edificios públicos en diferentes estados del país, el más reciente el Congreso del Estado de Puebla, para exigir el respeto a su derecho a decidir en torno al aborto. Es la misma lucha de las madres de personas desaparecidas que semanalmente denuncian omisiones y falta de atención por parte de autoridades en las acciones de búsqueda que deben llevar a cabo para ubicar el paradero de sus hijas.

Es el grito de dolor de las niñas y niños huérfanos por la violencia feminicida que priva de la vida a sus madres a razón de 11 muertes cada día en el país. Es la voluntad y determinación que observamos en las miradas de las mujeres que sostuvieron una huelga de hambre frente al Ayuntamiento de Cuernavaca, para exigir su reinstalación, ante un gobierno municipal que se hunde en el pantano de la corrupción y tiene sentado en el banquillo de los acusados al propio edil que está a punto de pisar la cárcel acusado de extorsionar ciudadanos.

A pesar de todo ello, la situación general sigue siendo muy difícil para las clases populares y las luchas emancipadoras.

La segunda ola de la pandemia está golpeando con fuerza en todo el mundo, aumentando el número de muertes y de personas que requieren ingreso hospitalario.

Las medidas impuestas para intentar detener la propagación del virus son menos aceptadas por las poblaciones porque se consideran la consecuencia de la falta de acción de los gobiernos para extender y reforzar la atención sanitaria en la primera ola de la pandemia, como señala un documento de la Cuarta Internacional.

Los confinamientos totales y los confinamientos parciales también están teniendo profundos efectos en la economía, y las peores proyecciones se convierten en los escenarios más probables. El costo de esta crisis parece, será pagado por las clases populares y un empeoramiento de su condición social y económica. Como hemos señalado anteriormente, los más afectados serán los que ya son víctimas de la injusticia social y económica, en las comunidades de migrantes negros y étnicos, las mujeres y las personas LGBT.

Además, los gobiernos están utilizando medidas de bloqueo y toques de queda para limitar y restringir las libertades democráticas, lo que dificulta la organización y la movilización. No obstante, incluso en los lugares donde no hay movimientos de masas, hay luchas localizadas en los lugares de trabajo, los barrios y las comunidades que también muestran el rechazo de los cierres y las políticas represivas que tratan de compensar los fracasos gubernamentales en la planificación de la previsible segunda ola.

Las políticas gubernamentales favorecen cada vez más claramente a las grandes empresas, aunque ciertos sectores (en particular la hostelería y el turismo de masas) tienen que ser sacrificados en cierta medida. En los casos en que se ha impulsado el gasto público, ha sido a través de una explosión de la deuda pública que empeora el problema actual y, en última instancia, traslada todos los costos a la clase obrera.

Apoyamos y luchamos con entusiasmo por la victoria de las luchas y movimientos, ya sea a nivel local o a un nivel más amplio, al tiempo que nos esforzamos por impulsar la convergencia objetiva entre ellos. Subrayamos el fracaso de todos los gobiernos capitalistas para responder adecuadamente a la pandemia, su creciente recurso a las teorías de conspiración, la ideología reaccionaria y el autoritarismo.

Por lo tanto, es urgente luchar por medidas estructurales anticapitalistas (expropiación de bancos, grandes farmacéuticas, energía…) y por una fiscalidad de excepción para las grandes fortunas y las grandes empresas, así como por una alternativa global basada en la justicia social, económica, de género y ecológica.”

Históricamente los pueblos se han levantado de las peores tragedias mediante la lucha para conseguir sus derechos humanos. Así fue como la Declaración Universal de los Derechos Humanos se emitió un 10 de diciembre de 1948, luego de la Segunda Guerra Mundial que significó la muerte de más de 50 millones de personas y donde se cometieron las peores atrocidades, como el genocidio y todo tipo de violencias que mostraron la barbarie a la que nos lleva el capitalismo y su sed de ganancias por encima de las vidas. Las revoluciones, como la rusa de 1917, surgieron posteriormente a la Primera Guerra Mundial, que hundió a los pueblos en la miseria, las enfermedades y la hambruna generalizada. Las esperanzas resurgen de las cenizas.

La mejor prevención ante la pandemia es la solidaridad humana frente al dolor. Nadie se salva solo. Fortalecer el amor y la lealtad con los desconocidos hoy es más necesario que nunca. Sabemos que el sistema inmunológico se debilita por la depresión y la ansiedad, pero se fortalece con las ganas de vivir y la alegría compartida. La indiferencia mata. Un abrazo ayuda a la salud y al ser social que nos identifica como humanidad.

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